A veces vemos a un niño pequeño retorcerse, brincar, gesticular… sin ningún motivo aparente, sin embargo, su cuerpo le hace moverse con la energía de una emoción concreta y transitoria sin necesidad de que haya ninguna represión en su expresión corporal, gracias a que aún no conoce tabúes.

 

Cuando nos hacemos mayores, no abrimos brazos y manos mirando al cielo con una sonrisa cuando estamos contentos, o damos pisotones al suelo cuando estamos enfadados o nos acurrucamos en una esquina en público cuando estamos tristes...Estos actos ayudarían a regular la exaltación de nuestras emociones, y debido a ser reprimidas, se proyectan hacia el interior del cuerpo, causando daños a largo plazo en el corazón, el hígado o el pulmón respectivamente, en los ejemplos que hemos dado.

 

El QiGong se ha dedicado a que nuestros movimientos naturales sean mas refinados y elaborados para conseguir mayor eficacia en el equilibrio de nuestra energía emocional, la cual esta íntimamente relacionada con la energía biológica. Esta última, nos permitirá conservar la armonía que nuestro cuerpo necesita en su sistema inmunológico, orgánico y neurológico.

 

Por ello, el QiGong se considera una de las disciplinas holísticas por excelencia dentro de la medicina china gracias a sus espectaculares efectos a nivel físico, mental y espiritual. Actualmente se utiliza terapéuticamente en muchos hospitales de China, Indonesia o Australia.